Las crisis en Puerto Rico y en Estados Unidos

Por Ángel Collado Schwarz

(Artículo aparecido en El Nuevo Día) Tradicionalmente, las crisis en Puerto Rico se clasifican como más graves o profundas que las de Estados Unidos. Sin embargo, en la actualidad, este no es el caso.

Estados Unidos atraviesa por su peor crisis existencial. Esta amenaza su propia viabilidad como un país democrático y unido. Donald Trump logró reabrir las heridas de la Guerra Civil que nunca fueron totalmente borradas al terminar abruptamente la Reconstrucción en 1877.

El 6 de enero de 2021 por primera vez en la historia se enarboló por los pasillos del Congreso la bandera de los estados confederados derrotados en la Guerra Civil. El Congreso investiga un posible intento de golpe de Estado.

En días recientes la cadena televisiva, NBC, publicó su encuesta, la cual refleja que la mayoría abrumadora de los estadounidenses (casi tres cuartas partes) creen que su país va en la dirección incorrecta; que el ingreso familiar está cayendo por debajo del costo de vida; que la polarización política continuará; que su democracia corre un verdadero peligro con las mayorías no controlando el Gobierno.

La encuesta refleja que los líderes políticos y los partidos políticos son más impopulares que populares y que prevalece un reducido interés en participar en el proceso electoral de este año.

Los entrevistados describieron su país: “en decadencia, dividido, mal, negativo, luchando y perdido”.

Contrario a otras encuestas anteriores, el 70% cree que la polarización ha alcanzado un nivel tan alto que impide que el país resuelva sus problemas, y opina que estas diferencias continuarán aumentando.

Encuestas anteriores afirman que casi la mitad de los electores favorecen el quebrantamiento de su país.

Debido a la preeminencia de Estados Unidos a nivel mundial, esta crisis tiene graves repercusiones para el resto del planeta.

Puerto Rico ha sido una colonia por 530 años, de los cuales 406 fueron bajo el Imperio español y 124 han sido bajo Estados Unidos. El país mantuvo una importancia estratégica militar para sus respectivas metrópolis hasta finales del siglo XX cuando se clausuró la última base militar en Ceiba.

El modelo económico de la isla siempre ha respondido a los mejores intereses económicos de la metrópolis, como históricamente ha sido el caso de todos los países con colonias.

La ausencia de un modelo socioeconómico que responda a los mejores intereses de la isla la fuerza a depender de transferencias federales.

Rexford G. Tugwell, el último gobernador estadounidense y miembro del “Brain Trust” del Gobierno de Franklin D. Roosevelt, apuntó:

“Esto es lo que el colonialismo era e hizo: distorsionó todos los procesos ordinarios de la mente, convirtió a los hombres honestos en mendigos…

Económicamente, el colonialismo consistía en organizar las cosas para que la colonia vendiera su materia prima en un mercado barato (en la metrópolis) y comprara su alimento y otros bienes terminados en un mercado caro (también la metrópolis)…

Y la ayuda era algo que el Congreso obligaba a Puerto Rico a suplicar, mucho, y de las maneras más repugnantes, como un mendigo a los pies de la iglesia, sombrero sucio en mano, mostrando llagas, pidiendo y gimiendo con exagerada humildad. Y esto último era el verdadero crimen de América en el Caribe: hacer que los puertorriqueños fuesen menos de lo que realidad habían nacido para ser”.

Luego de la quiebra económica, huracanes, terremotos, el colapso de las instituciones, la pandemia y la corrupción rampante, la isla se encuentra en su peor crisis con el agravante de ser controlada por una metrópolis sumergida en su propia crisis existencial.

Sin embargo, Puerto Rico continúa con su principal activo: el recurso humano que se distingue a nivel mundial en la ciencia, los negocios, la academia, la música, la cultura, los deportes…

Las crisis crean oportunidades, solo hace falta voluntad y un liderato competente, honesto y visionario para aprovecharlas.

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